La Desobediencia Civil y la Resistencia Civil Constitucional en Venezuela (II) Gustavo González Urdaneta
La Desobediencia Civil y la Resistencia Civil Constitucional en Venezuela (II)
Gustavo González Urdaneta
Miami 13 octubre 2023
La caída de las tiranías suele ser tan violenta como su aparición, es decir, mediante huelgas generales, insurrecciones masivas civiles, rebeliones militares o formas de presión similares que impiden el funcionamiento de la sociedad hasta tanto no se recupere la libertad. Esto suele conducir o ser detonado por la salida del caudillo (huida negociada o propia del dictador), ante cuya ausencia las estructuras sostenidas por su figura y autoridad empiezan a derrumbarse. En casos excepcionales únicamente las tiranías han encontrado su fin mediante ejercicios democráticos o elecciones, ya que los tiranos suelen manipular el sistema a su favor.
Augusto Pinochet terminó su Gobierno a través de un plebiscito celebrado en 1988 y en el que se impuso el "No" por casi el 56% de los votos. Alberto Fujimori, tras su renuncia vía fax y un periodo de autoexilio, cumple condena en el penal Barbadillo a sus 85 años. Alfredo Stroessner terminó su gobierno con un golpe de Estado en su contra comandado por su consuegro y hasta entonces mano derecha. Fulgencio Batista fue derrocado en el año 1959 por el Movimiento 26 de Julio, liderado por Fidel Castro. Rafael Trujillo fue ametrallado en una emboscada.
A Juan Maria Bordaberry sus discrepancias con el Ejército le valieron su destitución y, en el año 2006, fue condenado por la justicia uruguaya por crímenes de lesa humanidad y desde entonces estuvo detenido. Duvalier fue sucedido por su hijo, Jean-Claude Baby Doc Duvalier, de apenas 19 años. Una rebelión derrocó al segundo Duvalier en febrero de 1986, tras lo cual lo que quedaba del cuerpo de Papa Doc fue desenterrado y, en un rito macabro, apaleado hasta el cansancio. Tres miembros de la familia Somoza gobernaron Nicaragua en los años centrales del siglo XX, hasta que fueron derrotados y expulsados del poder por la Revolución Nicaragüense.
Pérez Jiménez terminó su gobierno en Venezuela por un golpe de Estado perpetrado por sectores militares descontentos los que precipitaron su caída y su posterior exilio. Fue inhabilitado para ser candidato presidencial, lo que lo obligó a retirarse definitivamente de la política.
Después de 23 largos años, el autoritarismo cívico-militar apoyado por el crimen organizado que rige en Venezuela, después de múltiples elecciones e intentos de negociación entre régimen y oposición, está más que claro, que al pais cuesta clasificarlo a futuro dentro de la excepción citada de caída por ejercicio democrático o electoral. En Venezuela en este periodo no ha existido la unidad real de la oposición, elemento básico para erradicar cualquier régimen de opresión. Hace dos años escribi el primer artículo sobre Desobediencia Civil (DC)
https://ramm1943.blogspot.com/
Los regímenes de sometimiento, en general, no enfrentan la oposición política interna ni críticas de la prensa local, pues éstas están reprimidas. Sus principales críticos y detractores suelen denunciarlos en la arena internacional. Es por eso por lo que requieren legitimarse internacionalmente y muchos regímenes con mayor exposición le dedican especial atención en su política exterior a defenderse en los organismos intergubernamentales y a ubicar adeptos en sus organizaciones.
Bajo este orden de ideas, ya hemos dicho en múltiples oportunidades, sin atribuirnos ninguna autoría, que para erradicar una dictadura hacen falta la concurrencia de tres elementos: Primero, la unidad de la oposición interna; segundo, la cooperación internacional y, tercero la desobediencia civil. Una realidad en Venezuela es que al país le costará salir del hueco negro con densidad de autoritarismo y crimen organizado en que está metido con los lideres actuales pues, en su gran mayoría, agregan poco positivo y experiencia.
Algunas referencias a aspectos y características del liderazgo político en la antigüedad clásica son cómo la inocencia infantil, se han ido desvaneciendo en el tiempo y obligan a dividirlo en dos partes. Para empezar, podríamos decir que existen dos acepciones generales de la palabra «líder”; en un sentido extenso, se considera líder a cualquier persona que arrastre a otros, y ahí cabrían tanto Hitler o Jomeini como Luther King o Gandhi; y en un sentido más restringido que es el que usamos aquí, incorpora la idea de que el líder es alguien que no sólo arrastra sino que mejora a la sociedad que lidera. En consecuencia, hemos de considerar únicamente como líder en estas líneas a aquellos que ejerzan una influencia positiva en la sociedad. Esto descalifica como líder a todo el régimen y a gran parte de la oposición venezolana. No obstante, el pais está acostumbrado a seguir un líder en toda su historia.
Una parte de la oposición real venezolana se ha inclinado, dado el empeño de bloqueo del régimen a las primarias, en usar lo que identifican como “resistencia civil constitucional”(RCC) pero, como ellos mismo lo establecen, es solamente “posible a través de una “unidad real”, que respete los resultados de la primaria…. que implique además “un proceso real de transición dentro del marco de las acciones previstas en la Constitución para restablecer su cumplimiento, que por supuesto incluyen la posibilidad de manifestaciones populares de descontento, pero inscritas en una estrategia concertada que lleve la protesta más allá de la lucha por reivindicaciones salariales”. Comparto y coincido con esa resistencia, si se ejerce realmente.
El activismo político ha cambiado mucho en los últimos años, desde un punto de vista físico, táctico y tecnológico, porque tiene una gran dependencia de las redes sociales. Pero esa transformación arroja un balance agridulce: “Los movimientos sociales son cada vez más numerosos, pero hay menos casos de éxito”. Publican un vídeo y están tres días acaparando la atención y sumando adeptos pero los números no lo son todo.
Uno de los problemas es que cuando creces de forma horizontal, el liderazgo se diluye y sin lideres es difícil la organización; sin organización es más difícil la movilización; y sin movilización no se es capaz de mantener una campaña a largo plazo. Es sumamente importante la constancia pues los cambios sociales son un cúmulo de pequeñas victorias con las que se va construyendo una narrativa. Se necesitan una visión, un lenguaje común que ponga nombre a lo que se quiere y no solo a aquello contra lo que te movilizas. Quitar al usurpador no va a solucionar las cosas. Hace falta definir muy bien el gobierno de transición y la estrategia para recuperar un pais donde toda su infraestructura física está en el suelo, donde no abundan los recursos financieros ni humanos para su rehabilitación. Se requiere una estrategia para el cambio social basado en pequeñas victorias que vayan creando una nueva narrativa.
El principal pilar para erradicar al régimen venezolano sin violencia es la Unidad. La táctica para ello son las primarias; la estrategia es sacar a Maduro y todos sus adláteres. Lo más importante para lograr el cambio no es sumar a los que piensan y son como tú, sino sumar a los que no son como tú, a la gente neutral con respecto a la causa o a la que tiene sus propias afrentas, como los militares. Hay que aterrizar al terreno practico, pueden apelar a los derechos humanos pero sumarian muchos más si en el discurso suenan palabras como el pésimo servicio de electricidad que los afecta a todos diariamente y la corrupción. Hay denuncias que ningun político hace como es señalar a quienes defienden soluciones más caras como es el caso de los cables sublacustres de occidente contra líneas aéreas. La prioridad del sector eléctrico profesional es recuperar lo factible de la generación hidrotérmica actual y planificar el uso óptimo de la matriz energética nacional a mediano y largo plazo.
Esa unidad sólo puede canalizarse a través de la organización. Pero tienes que saber quién está haciendo qué, cuando, cómo y por qué, lo que significa tener una idea muy clara de por qué hoy hacemos caceroladas o mañana pintamos grafitis, mañana cerramos el transporte terrestre; pasado mañana las escuelas y después los bancos. En Venezuela, lo último que deberían hacer es reunir a la gente para que puedan matarla y facilitar así el trabajo al régimen. El principio fundamental de todo activista no violento, por evidente que pueda parecer, es “evitar que te maten”.
Lo que provocó la detención y caída del dictador Omar al Bashir, es un buen ejemplo de ello. En lugar de concentrar a la gente en la calle, donde los podían matar porque tenían que enfrentarse a quienes ya habían cometido matanzas [en Sudán del Sur], los activistas dieron un paso atrás y convocaron una huelga y en Sudán lograron que los trabajadores de los bancos hicieran huelga, de manera que los bancos estaban cerrados y los cajeros desabastecidos... Y los militares necesitan dinero y no obtienen ninguna ventaja matándote, por lo que la acción de unos pocos fue más efectiva que poner a toda la masa en la calle. Cuando algo así ocurre, es porque alguien lo ha planificado previamente.
El segundo pilar es la cooperación internacional. En Venezuela, bastó que un líder de la oposición se juramentara como el presidente encargado legítimo ante los aplausos de miles de manifestantes y obtuvo el respaldo de 50 gobiernos, incluido el estadounidense. La oposición debe prepararse, como lo establece la RCC, para actuar si se da un escenario que “apunte en la dirección de un colapso de la primaria instigado por una combinación de fracturas internas y presiones externas”. Esto incluye las inhabilitaciones politicas- nulas de toda nulidad- del régimen actual como cualquier intento de permanecer en el poder. Pregúntenles a los abogados, ellos saben qué hacer.
El tercer pilar es la Desobediencia Civil (DC) que incluye la ya citada RCC. ¿Qué hacer con la DC en Venezuela? Desde un primer punto de vista, hay que rescatar el aporte que desde la teoría de la DC se hace de la capacidad de los ciudadanos para cuestionar la legalidad vigente apelando a un sentido de la justicia tomando en cuenta todos los informes existentes sobre los derechos humanos en Venezuela y las acusaciones ante las diferentes instancias judiciales internacionales sobre Nicolas Maduro.
Es internacionalmente conocida la crisis total que existe en Venezuela que incluye no solo la falta de representación de los partidos políticos sino la inexistencia de prácticas de desobediencia civil que en cierta forma significan una manera de autorrepresentación en sociedades cada vez más complejas. La realidad venezolana es significativa por muchas razones que incluyen tres en particular. En primer lugar, se vive en una sociedad secuestrada por un régimen autoritario cívico-militar que tiene por socios al crimen organizado incluyendo el terrorismo internacional y a países como Rusia, China, Irán y Siria, entre otros caramelitos. Los niveles de inequidad social y político permiten incluso cuestionar, en la mayoría de los índices y sectores, su real vigencia como el régimen político socialista del siglo XXI con que se inició
En segundo lugar, la complejidad creciente del hueco negro en que se ha convertido la sociedad, cuya densidad está marcada por quienes la secuestran, experimenta un proceso de complejidad creciente con un sistema político que no logra sino una degradación institucional que explica en gran parte las dificultades de los partidos políticos para representar adecuadamente a la sociedad, incluyendo su falta de capacidad para lograr, tal vez, un simple proceso electoral privado para, a través de las primarias, lograr la unidad de la oposición.
Adicionalmente, Venezuela debe ser declarado como pais en guerra sin estar peleando con ningun otro pais. Un promedio de 26 muertes violentas al día ocurrieron en el país durante 2022. 9 mil 367 muertes violentas ocurrieron en el país durante 2022, de las cuales 2.328 pertenecen homicidios, 1.240 a intervenciones policiales y 5.799 a casos de muertes en averiguación. En un escenario así, las conductas del régimen pueden ser interpretadas, adicionalmente a sus propias actividades como narcogobierno y Estado fallido, a conductas delincuenciales.
Para cerrar, recuerden que no hay victoria final si la transición fracasa, como ocurrió en Egipto con la llegada de Abdel Fatah al Sisi, o en Sudán con el golpe de Estado militar. Al lograr el cambio de régimen es fundamental tener planificado quién va a dirigir la transición y cómo lo va a hacer. Los cambios por realizar deben ser mesurados, sin exceso de optimismo en los recursos que requieran para ir construyendo una nueva narrativa basada en pequeñas victorias que se irán sumando de forma de permitir ajustes en la estrategia sin que se pierdan los principios. No se requiere sino una minoría furiosa, incansable y entusiasta para lograrlo.
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