Evangelio (Lc 3, 1-6) correspondiente al 2do Domingo (8/12/2024) de Adviento [C]: “Preparen el camino del Señor”

 A continuación, podrán leer nuestro comentario al Evangelio (Lc 3, 1-6) correspondiente al 2do Domingo (8/12/2024) de Adviento [C]:

“Preparen el camino del Señor”

Según Isaías, el desierto era el mejor lugar para abrirse a Dios e iniciar la conversión. De acuerdo con el profeta Oseas es en el desierto donde Dios habla al corazón. También Dios habló en el desierto a Juan, hijo de Zacarías, quien caminó al lado del río Jordán diciendo a toda la gente que debían volver a Dios y ser bautizados para que Él les perdonara sus pecados. De manera pues que el desierto nos es presentado desde diversas perspectivas como el lugar propicio para el encuentro con Dios, porque su pureza y su fuerza no está distorsionada por intereses económicos, políticos o religiosos que dificultan el contacto con lo esencial y genuino. En el desierto no hay sitio para la complacencia y el autoengaño; allí lo decisivo es cuidar la vida porque no hay tiempo que perder en frivolidades o discusiones estériles. 

El grito de Juan el Bautista se resume en una exhortación: “Preparen el camino del Señor”, que nos invita también a nosotros hoy a abrirle camino a Dios en nuestra vida, donde probablemente está oculto y olvidado, encubierto por nuestros prejuicios, dudas, complejos, experiencias negativas, frustraciones, comodidad y frecuentes omisiones. Nuestra mente está ocupada en tantas cosas, equivocadamente importantes para nuestra vida, como el camino del éxito, la generación de dinero, la productividad personal, el consumismo; los falsos dioses que nos auto imponemos, como el placer y la búsqueda de la felicidad entre otros, que nos engañamos a nosotros mismos y colocamos una cortina de humo a nuestros errores.

Para “preparar el camino del Señor” lo primero que hay que hacer es abrir el corazón y buscar al Dios vivo que se nos revela en Jesucristo.  Para eso es necesario que experimentemos nuestro propio desierto y nos enfrentemos a nuestros miedos, preguntas, vacíos e incertidumbres con un corazón sincero y haciendo una introspección de nuestra vida despojados de prejuicios. Con la ayuda de la oración podremos recuperar nuestra paz y alegría interior.

Comentarista: Agustin Coll


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