Evangelio (Mc 14. 1-15.47) correspondiente al Domingo (24/3/2024) de Ramos: 𝗨𝗻 𝗽𝗿𝗼𝗰𝗲𝘀𝗼 𝗮𝗺𝗮𝗻̃𝗮𝗱𝗼 (AC)

 A continuación podrán leer nuestro comentario al Evangelio (Mc 14. 1-15.47) correspondiente al Domingo (24/3/2024) de Ramos:

𝗨𝗻 𝗽𝗿𝗼𝗰𝗲𝘀𝗼 𝗮𝗺𝗮𝗻̃𝗮𝗱𝗼
El relato de la pasión de Jesús que nos narra el evangelista San Marcos nos presenta la historia de dos juicios (uno religioso por parte del sumo sacerdote y otro civil por parte del prefecto romano) llenos de irregularidades, traiciones y omisiones que parecen ensamblarse para la condenación de un inocente. Los líderes en Jerusalén quieren arrestarlo por medio de un engaño; pero temían hacerlo ante la proximidad de la fiesta de la Pascua, que atraía a muchos peregrinos, porque el pueblo podía alborotarse. Pero Judas Iscariote, uno de los doce, les facilita la coartada ofreciéndoles la entrega de Jesús a cambio de algunas monedas. Al atardecer de ese día, mientras celebraban la Cena Pascual donde Jesús instituye la Eucaristía, Él les dice premonitoriamente a los doce: ‟Les aseguro que uno de ustedes, que está comiendo conmigo, me va a traicionar”.
Sin embargo, en medio de esta situación tan injusta que vive Jesús nunca faltaron personas que le ofrecieron servicio, apoyo y coraje. Entre éstas, la mujer que unge su cabeza con un perfume puro de nardo y, ante las críticas de algunos, Él les dice: ‟Esta mujer ha perfumado mi cuerpo de antemano para mi entierro”. También, colaborarán con Jesús, Simón de Cirene que ayuda cargando su cruz; José de Arimatea que ofrece su tumba para un entierro digno; y finalmente, las discípulas de Jesús que estuvieron presentes en todo momento.
En el Monte de los Olivos, Jesús es arrestado después de ser identificado por Judas ante una multitud armada con palos y piedras, que iba de parte de los sacerdotes, maestros de la ley y
ancianos. Le formularon muchas preguntas insidiosas, hasta lograr una respuesta que sirviera para condenarlo. Al siguiente día, lo condujeron atado ante Pilato, quien después de consultar al pueblo ordenó su crucifixión. Ni el poder de Roma ni las autoridades del Templo pudieron soportar 𝗹𝗮 𝗻𝗼𝘃𝗲𝗱𝗮𝗱 𝗱𝗲 𝗝𝗲𝘀𝘂́𝘀, 𝗮 𝗾𝘂𝗶𝗲𝗻 𝘀𝗼𝗹𝗼 𝗹𝗲 𝗽𝗿𝗲𝗼𝗰𝘂𝗽𝗮𝗯𝗮 𝗮𝗹𝗶𝘃𝗶𝗮𝗿 𝗲𝗹 𝘀𝘂𝗳𝗿𝗶𝗺𝗶𝗲𝗻𝘁𝗼 𝗱𝗲 𝗹𝗮𝘀 𝗴𝗲𝗻𝘁𝗲𝘀 enfermas y desnutridas 𝗱𝗲 𝗚𝗮𝗹𝗶𝗹𝗲𝗮.
Comentarista: Agustín Coll











𝗨𝗻 𝗽𝗿𝗼𝗰𝗲𝘀𝗼 𝗮𝗺𝗮𝗻̃𝗮𝗱𝗼











AGUSTÍN COLL






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