La Ingenuidad e Hipocresía Politica (Gustavo González Urdaneta)

 

La Ingenuidad e Hipocresía Politica

Gustavo González Urdaneta

Miami 27 febrero 2025

 

 

Ingenuidad e hipocresía politica son dos palabras que definen comportamientos humamos opuestos. Son, en términos figurados, como dos conductas antípodas en las relaciones humanas y sociales. Y, a pesar de la diferencia entre una conducta con hipocresía y otra con ingenuidad, en las actividades de la vida social y política, la hipocresía se expresa fingiendo humildad en el discurso, la declaración, el escrito y la conducta de un personaje. Eso se delata, cuando la conducta social o política de una persona no se corresponde con lo que dice, porque está aparentando lo que no siente, y lo que no es. Sencillamente, es una actitud hipócrita. Se suele pensar que todas las personas sufren de ingenuidad política y que solo una minoría de ellas la padecen en dosis mínimas. El resto son víctimas frecuentes de ese modo de actuar en la esfera pública y, por tanto, la opinión pública se altera con ella.

 

Un factor de influencia considerable en la vida de todo país es la ingenuidad en el campo de la política. Una combinación de simpleza, candidez y desconocimiento que altera la calidad de gobiernos y lastima la posibilidad de bienestar. Se entiende como ingenuidad política a la condición de cualquier persona que tiene opiniones y conductas políticas nacidas de rasgos personales como credulidad, simplismo, inocencia y escaso o nulo conocimiento. El ciudadano de a pie, cree con facilidad lo que escucha de otros, con poco examen de posibilidad. Tiene fuerte tendencia a ignorar las complicaciones de la realidad en favor de explicaciones demasiado sencillas, pero comprensibles. No considera las realidades de malicia y maldad. No tiene educación, ni conocimientos en los campos propios de la política, economía, filosofía y similares, los que necesita para tener una opinión politica informada.

 

Después de veinticinco años de dictadura en Venezuela la mayor sorpresa aún es el grado en que los políticos están dispuestos a poner los intereses políticos por delante de ayudar a las personas necesitadas. Nos ha quedado evidente que no podemos mirar a la clase política como si estuviera interesada en lo que queremos o en lo que necesitamos: no a menos que eso vaya a impactar directamente en nuestra propensión a votar por ellos para que puedan seguir siendo parte de esa clase política. La idea de que un economista profesional crea que los políticos pondrían alguna vez la ayuda a la gente necesitada por encima de los intereses políticos nos parece una ingenuidad desesperada. Sin embargo, sigue siendo un buen resultado: el próximo político que prometa que vamos a gobernar el mundo a base de besos y unicornios es menos probable que le creamos ahora, ¿no?

 

Hugo Mansilla en su Ensayo sobre la Ingenuidad Politica del Intelectual nos dice que la ingenuidad de las masas es, en conjunción con otros factores, responsable parcialmente de la instauración y el mantenimiento de dictaduras y regímenes despóticos. Sin la credulidad del pueblo, sin el fácil juego que tiene la propaganda de arriba y sin las creencias simplistas y cándidas que distinguen a amplios sectores de lo población, ningún régimen totalitario se hubiera podido mantener largo tiempo en el poder, pues el recurso de la coerción física y el monopolio de las fuerzas militares no bastan por sí solos para hacer viables, exitosas y estables a las múltiples formas de tiranía. No obstante, dicha ingenuidad no es, de ninguna manera, una peculiaridad de los países pobres y subdesarrollados: la instauración de regímenes fascistas no hace muchos decenios en Alemania e Italia demuestra hasta dónde puede llegar la estupidez colectiva, cuando en sociedades muy avanzadas hay un clima propicio para que la ingenuidad de las masas produzca sus efectos más desastrosos e inhumanos. La ingenuidad de las masas es, sin embargo, hasta cierto punto comprensible. Sin grandes posibilidades de educación, sin acceso continuo a las fuentes de cultura, rodeados por un ambiente mediocre y teniendo que emplear la mayor parte de su tiempo para ganarse el sustento diario, estos grupos humanos subprivilegiados pueden darse pocas veces el lujo de un espíritu crítico.

 

En su artículo Ingenuidad politica, Leonardo Mora hace referencia a una clasificación de personas alteradas por su ingenuidad política. A saber. La masa ciudadana se refiere a la totalidad de ciudadanos comunes, quienes en su mayoría tienen una escasa preparación para el desarrollo de pensamiento político. Peor aún, la masa o el pueblo, como suelen llamarse, tienen un bajo nivel de educación y están más preocupados con la supervivencia cotidiana que con las cuestiones de la vida pública. Los líderes no especializados es un segmento mucho más reducido, aunque igualmente afectado por su credulidad política. Está compuesto por líderes y celebridades en campos ajenos a la política. Son actores, cantantes, escritores, pintores, escultores, directores de cine, compositores, deportistas.

 

Los líderes especializados son otro segmento reducido, pero no exento de padecer la ausencia de astucia política, es el de los intelectuales que se presupone tienen conocimientos de esos terrenos y podrían emitir un juicio crítico informado y sólido. Su alta credibilidad da un fuerte apoyo a ideas simples, clisés, falacias y, en general, al idealismo político excesivo. Esto alimenta y consolida la candidez política de la masa y abre la puerta a gobiernos y regímenes que engañan y se construyen como castillos de naipes. Lo que resulta criticable es que la ingenuidad sea una característica generalizada entre los estratos intelectuales y los grupos dirigentes, pues ellos ejercen un efecto multiplicador en el resto de la sociedad y sirven de marco de referencia en muchos órdenes a las clases no privilegiadas.

 

El caso de Chamberlain y Hitler, ejemplo de ingenuidad e hipocresía politica internacional, se dió entre 1938 y1939. Neville Chamberlain y Adolf Hitler se reunieron en Múnich el 29 de septiembre de 1938 para discutir el destino de Checoslovaquia. Esta reunión fue parte de la Conferencia de Múnich, en la que también participaron el primer ministro francés Édouard Daladier y Mussolini. Alemania se comprometió a ocupar los Sudetes, una comisión internacional consideraría otras áreas en disputa y Hitler prometió no atacar Checoslovaquia. Hitler rompió el acuerdo en marzo de 1939 y anexionó Checoslovaquia y el 1 de septiembre Alemania invadió Polonia, lo que llevó a Gran Bretaña a declarar la guerra a Alemania. Chamberlain, con ingenuidad política, creía que Hitler era un hombre de su palabra. Winston Churchill, quien sucedió a Chamberlain como primer ministro, criticó la política de apaciguamiento de Chamberlain y otros, muchos más. después de la guerra criticaron fuertemente a Chamberlain

 

Los Notables fueron un grupo de 25 intelectuales venezolanos formado en 1990 y encabezado por Arturo Uslar Pietri críticos del segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez que propusieron la implementación de varias reformas públicas. El grupo posteriormente exigiría la implementación de sus propuestas, demandaría la renuncia o destitución de Carlos Andrés y criticaría a otras instituciones del Estado, incluyendo a la Corte Suprema de Justicia y el sistema judicial venezolano, el Consejo Supremo Electoral, el Congreso y los partidos políticos.​ Más adelante llegó a sugerirse que miembros del grupo pudieron estar involucrados en las conspiraciones posteriores contra el gobierno de Carlos Andrés, incluyendo el primer y el segundo intento golpe de Estado de Venezuela de 1992.​ En el grupo también suelen ser incluidos Rafael Caldera y Ramón Escovar Salom, fiscal general de Venezuela. Jorge Olavarría de Tezanos Pinto fue un político, abogado, periodista e historiador venezolano, crítico con los gobiernos del bipartidismo y propulsor del concepto de la Quinta República, fue conocido por ser aliado y asesor político de Hugo Chávez en las elecciones presidenciales de 1998 y también una de las primeras personalidades en convertirse en su opositor. Mil quinientos intelectuales y artistas firmaron una carta en solidaridad con el presidente venezolano Hugo Chávez en 2013 para su recuperación ¿Ingenuos y/o hipócritas políticos?

 

Entre los intelectuales destacados que inicialmente apoyaron a Hugo Chávez cuando asumió la presidencia en 1999, se encuentran algunos intelectuales y figuras públicas que simpatizaron con su ideología y políticas iniciales. Heinz Dieterich, sociólogo y filósofo alemán, se convirtió en un asesor cercano de Chávez,  fue uno de los principales teóricos del "socialismo del siglo XXI", una ideología que Chávez adoptó como base de su proyecto político. Tariq Ali, escritor y activista político pakistaní-británico, ha sido un crítico del imperialismo y defensor de los movimientos de izquierda en todo el mundo y ha expresado su apoyo a la Revolución Bolivariana y ha escrito sobre la importancia de los cambios políticos y sociales en Venezuela bajo el liderazgo de Chávez.

 

Noam Chomsky, lingüista, filósofo y activista político estadounidense, ha sido un crítico vocal del imperialismo y la política exterior de los Estados Unidos, ha expresado su apoyo a la Revolución Bolivariana y ha cuestionado las críticas a Chávez y su gobierno. Ignacio Ramonet, periodista y escritor español, ha sido un defensor de la Revolución Bolivariana y ha escrito sobre la importancia de los cambios políticos y sociales en Venezuela bajo el liderazgo de Chávez. Es importante destacar que, aunque estos intelectuales inicialmente apoyaron a Chávez y su proyecto político, algunos de ellos posteriormente han expresado críticas o reservas sobre ciertos aspectos de su gobierno o de la Revolución Bolivariana en general. ¿Ingenuos y/o hipócritas políticos?

 

Lo más inconveniente, es participar en la actividad política como si se tratara de una cuestión de fe. Lo ideal sería participar porque se tienen convicciones, es decir, estar convencido de que lo leído o lo escuchado en torno a un problema se corresponde con los hechos e intereses reales, por la experiencia y no por la creencia. Pero no ocurre siempre. Es difícil comprender que, en política, como en otros casos, es mejor utilizar el verbo pensar y no el verbo creer. Pensar para interpretar las relaciones existentes entre las condiciones económicas, sociales y culturales en la vida de las mayorías del país, con los contenidos del discurso y los mensajes escritos políticos clasistas, con los cuales fue construido y es defendido el sistema político establecido.

 

Hemos perdido la malicia política necesaria, la astucia indispensable, las destrezas heredadas de generación en generación. Malicia no equivale forzosamente a la maldad, al dirigente malévolo y a la política retorcida y maligna, como insisten – por cierto, malvadamente – los antipolíticos. Y es que la política propia y natural de los partidos y, no lo olvidemos, propia y natural de la sociedad civil organizada, no fue jamás ni nunca de y para pendejos, ingenuos, torpes y caídos de la mata, por una sencillísima y universalísima razón: el poder. La búsqueda y el mantenimiento del poder se hace demasiado exigente, sobre todo cuando empleamos medios democráticos: nadie puede simular la política, porque es lo que es, y mucho menos encubrir ciertas patologías personales como la megalomanía (atenuada o agravada), en nombre de la politica misma.

 

Freddy Marcano en su artículo Virus de la Ingenuidad destaca que la política es una obra en construcción y reconstrucción permanente que necesita de las ganas, de las mejores intenciones y del cálculo necesario para llegar a la cúspide, a la azotea de sus aspiraciones, con escaleras y ascensores donde quepan y asciendan todos, necesita de bases muy firmes, de destrezas convincentes, y de las prevenciones necesarias para soportar hasta un terremoto. Pero existe tan poca confianza en las propias ideas y tan poca solidez analítica que hemos llegado a un proceso de ingenuidad donde nos dejamos llevar por la emocionalidad y no por la racionalidad que nos marca el camino hacia una verdadera confrontación democrática, donde la caracterización y el conocimiento real en contra de quien nos estamos enfrentando. política misma.

 

La candidez política afecta con fuerza a la democracia, pues esta ingenuidad hace a los ciudadanos presas fáciles de engaños y fraudes por parte de quienes quieren llegar y mantenerse en el poder a toda costa. La ingenuidad política generalizada hace que los ciudadanos sean crédulos y víctimas de promesas políticas irreales, de explicaciones simplistas y de ilusiones utópicas. Eso abre la puerta a gobernantes sin escrúpulos que les mientes, pero también de ingenuos ignorantes que suponen ciertas sus ideas. La democracia necesita ciudadanos que valores su libertad y tengan a todo gobernante vigilado. Es la ingenuidad política la que lleva a suponer que el gobernante puede ser un mesías salvador del país. Hay quienes piensan que deberíamos ser más tolerantes con la hipocresía y darnos cuenta de que la política democrática liberal sólo puede sostenerse con una cierta dosis de engaño y pretensión. ¿Qué opinan?

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