Evangelio (Lc 17, 5-10) correspondiente al 27vo Domingo Ordinario [C]: “Señor, auméntanos la fe”
A continuación podrán leer nuestro comentario al Evangelio (Lc 17, 5-10) correspondiente al 27vo Domingo Ordinario [C]:
“Señor, auméntanos la fe”
La petición que hacen los discípulos a Jesús: “Señor, auméntanos la fe”, nos permite deducir que aquel grupo de hombres que lo rodeaba no se caracterizaba precisamente por el seguimiento entusiasta a su Maestro; sino por poseer una fe pequeña y frágil. Sienten que la fe que han vivido desde niños es insuficiente e incompleta, percibiendo que les hace falta algo más para fortalecerla. Ante esa petición de los apóstoles, Jesús les responde: “Si tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decirle a ese árbol frondoso: “Arráncate de raíz y plántate en el mar, y los obedecería”.
Observaciones similares acerca de la débil fe de sus discípulos las había hecho Jesús en varias ocasiones, como cuando calmó la tormenta en el lago de Galilea y les dijo: “¿Por qué están asustados? ¿Todavía no tienen fe?” (Mc 4, 40); o cuando sanó a un muchacho que le daban ataques y sufría terriblemente, mientras los discípulos no habían podido hacerlo, diciéndoles: “Porque ustedes tienen muy poca fe” (MT 17, 20).
“La fe es un acto personal: la respuesta libre del hombre a la iniciativa de Dios que se revela. Pero la fe no es un acto aislado. Nadie puede creer solo, como nadie puede vivir solo. Nadie se ha dado la fe a sí mismo, como nadie se ha dado la vida a sí mismo. El creyente ha recibido la fe de otro, debe transmitirla a otro. Nuestro amor a Jesús y a los hombres nos impulsa a hablar a otros de nuestra fe. Cada creyente es como un eslabón en la gran cadena de los creyentes. Yo no puedo creer sin ser sostenido por la fe de los otros, y por mi fe yo contribuyo a sostener la fe de los otros (Catecismo de la Iglesia Católica 166)”.
Comentarista:
Agustín Coll
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