La energía verde, el Internet de las cosas y el costo marginal cero Gustavo Gonzalez Urdaneta
La energía verde, el Internet de las cosas y el costo
marginal cero
Gustavo Gonzalez Urdaneta
Miami, 26 agosto 2018
Bill Gates se convirtió en el
hombre más rico de la tierra al finalizar la era de los llamados “mainframes” en
los inicios de los computadores personales. Hoy en dia estamos en el periodo de
transición hacia el final de los “mainframes de energía”. El mundo está
aprendiendo, y tiene que seguir aprendiendo, del mundo de las “energías
distribuidas renovables”. Eso se da tanto en el tercer mundo como en las
grandes economías del mundo en sintonía con el Acuerdo del Cambio Climático de
Paris.
Dado que la disponibilidad de
todo producto finito se va agotando con el tiempo, su costo marginal tenderá
siempre a subir excepto en dos variantes: Uno, que las energías solares y
eólicas avanzan hacia el cero costo marginal por basarse en recursos no
agotables con una tecnología innovadora en crecimiento exponencial, y otro, que
cuando la oferta de energía, incluyendo la renovable, supere la demanda, el
costo de la energía pueda ser “negativa”, como ha sucedido en Alemania y
California.
Queda abierta, sin embargo, una
gran interrogante ¿Podrá la energía renovable hacerse cargo por sí sola de un
planeta cuya población aumenta en forma sostenida y de una economía mundial que
requiere de un crecimiento permanente para hacer frente a la expansión
poblacional?
Si hace veinticinco años nos
hubieran dicho que al cabo de un cuarto de siglo la tercera parte de la
humanidad se estaría comunicando, intercambiando audio, video y textos,
mediante redes mundiales que conectarían a centenares de millones de personas
y, que el costo de hacerlo seria casi nulo, no lo hubiéramos creído y, ahora, es
una realidad.
¿Y si alguien nos dijera que
dentro de veinticinco años la mayor parte de la energía destinada a los
electrodomésticos, a las oficinas, a los vehículos, a la calefacción/aire
acondicionado y a todos los componentes de la economía mundial, también será
casi gratuita? ¿Qué diríamos?
Aparentemente no hará falta
esperar tanto porque muchos usuarios ya han instalado en sus hogares y
empresas, muchas microcentrales eléctricas que generan energía renovable en
situ y, antes de que se recuperen los costos fijos de la instalación solar o
eólica – de uno a ocho años – el costo marginal de la energía obtenida es
prácticamente nula. A diferencia de los combustibles fósiles de las centrales termoeléctricas
y del uranio de las centrales nucleares donde la materia prima cuesta algo,
todos los insumos (viento, sol, basura, el calor del subsuelo y el agua) son
prácticamente gratuitos.
Por último, ¿Y si el costo marginal
del trabajo humano en la producción y distribución de bienes y servicios cayera
a hasta llegar casi a cero porque la tecnología inteligente sustituyera a trabajadores
de todos los sectores industriales, profesionales y técnicos permitiendo a las
empresas llevar gran parte de la actividad comercial de una manera mas
inteligente, eficaz y económica que con trabajadores convencionales? También
esto ya es una realidad, millones de trabajadores han sido sustituidos por
tecnología inteligente en todo el mundo.
La aproximación a un coste
marginal cero y a unos bienes y servicios casi gratuitos es una función de los
avances en la productividad, entendida como “una medida de eficiencia
productiva expresada por la proporción entre aquello que se produce y lo que es
necesario para producirlo”. El nivel optimo de producir se daría cuando el
costo de una unidad adicional de un producto se aproxime a cero. Eso es cierto y en el caso de la energía
eléctrica, sólo cuando la energía sea 100% renovable o de costo marginal casi
cero. ¿Es factible y deseable una sociedad de costo
marginal cero?
Examinando las dos primeras
revoluciones industriales nos encontramos que los aumentos de productividad y
del crecimiento fueron posibles gracias a la matriz de comunicación/energía y a
la plataforma tecnológica en que se basaban las empresas (electricidad,
telégrafo y teléfono, vehículos, red vial, petróleo y sus derivados). Las energías
fósiles han madurado, y llevarlas al mercado es cada vez mas caro. Además, las tecnologías
diseñadas para aprovecharlas, como el motor de combustión y la red centralizada
de distribución eléctrica, han agotado su productividad y les queda poco
potencial que explotar. Huelga decir que es imposible llegar a una eficiencia
termodinámica del 100 %. Sin embargo, estudios recientes indican que es posible
aumentar la eficiencia energética agregada al 40% o más en los próximos 40
años.
Este aumento enorme de la productividad
será posible porque el naciente Internet de las cosas (IdC) es la primera
revolución de la historia basada en una estructura inteligente que conectara
cada máquina, cada empresa, cada vivienda y cada vehículo en una red
inteligente formada por un Internet de las comunicaciones, un internet de la
energía y un Internet de la logística integrados en un único sistema operativo.
Esta infraestructura inteligente ofrecerá a las empresas conectadas a la red un
flujo continuo de datos que las empresas podrán procesar y mejorar su
rendimiento termodinámico, aumentar drásticamente su productividad y reducir
casi a cero los costos marginales en toda la cadena de valor.
La evolución del IdC
probablemente será similar a la que ha seguido la World Wide Web (www) desde su
nacimiento en 1990 hasta ahora, con una curva exponencial que ha provocado una
caída en picada de los costos de producir y enviar información. Hay que reconocer
que estas afirmaciones pueden parecer exageradas hasta que examinamos en
detalle el significado de la palabra “exponencial”. Cual sería tu respuesta si te propongo una
elección hipotética: ¿Preferirías aceptar un millón de dólares en efectivo o
cobrar un dólar el primer dia e ir doblando la cantidad cada dia durante un
mes? Es casi seguro que la mayoría prefiere el millón de un
solo golpe. Resulta que, si lo calculas a partir del dólar inicial y vas
doblando cada dia la cantidad, al cabo de 31 días el total ascendería a mas de
mil millones de dólares.
El costo marginal de la potencia
informática se está acercando a cero. La curva exponencial que ha seguido la
informática ha cambiado radicalmente nuestra manera de vivir y ha traspasado
sus fronteras y se ha convertido en un patrón para medir el éxito economico en
toda una gama de tecnologías y para medir el rendimiento de las inversiones de
capital y el éxito comercial.
Donde más se habla hoy del
crecimiento exponencial es en el sector de las energías renovables. Muchos de
los actores principales en este sector proceden del mundo de la informática y
de Internet y aplican su saber al nuevo paradigma energético porque han
observado dos paralelismos muy reveladores entre los dos campos. En primer
lugar, la capacidad de captación de energías renovables está siguiendo su propia
curva de crecimiento exponencial en el caso de la energía solar y eólica, y se
espera que suceda lo mismo con la bioenergía y la energía geotérmica. El sector
renovable ha tenido, al igual que la informática, unos costos iniciales
elevados para investigar, desarrollar y sacar al mercado cada nueva generación
de tecnología. En segundo lugar, y como sucedió con el Internet de las
comunicaciones, el costo inicial de crear un Internet de la energía también es
considerable y el costo marginal de producir cada unidad de energía solar o
eólica es casi nulo. Y como ha sucedido con la información, las energías
renovables serán prácticamente gratuitas una vez descontados los costos fijos
de investigación, desarrollo e implementación.
Las
tecnologías de Internet y de las energías renovables están empezando a
fusionarse para crear un Internet de la energía que cambiara el modo de generar
y distribuir energía en la sociedad. Muchas
personas producirán su propia energía renovable en hogares, oficinas y fabricas
y cuando las comunicaciones por internet gestionen esta energía verde, cada
persona se convertirá en su propia fuente de energía tanto en un sentido
figurado como literal. La curva exponencial en el caso de las energías verdes
ha despertado un interes enorme en la comunidad científica.
El impacto en la sociedad será aún
más pronunciado si se tiene en cuenta el inmenso potencial del Sol como fuente
de energía. El sol llega a cada metro cuadrado de nuestro planeta con más de
1,360 vatios de potencia. La mitad de esa energía es absorbida por la atmósfera
o reflejada de vuelta al espacio. 700 vatios de potencia, en promedio, alcanzan
la superficie de la Tierra. Sumado a través de la mitad de la Tierra sobre la
que brilla el sol, eso es 89 petavatios de potencia. En comparación, toda la
civilización humana usa alrededor de 15 terawatts de potencia, o una
seismilésima parte. En 14 segundos y medio, el sol proporciona tanta energía a
la Tierra como la humanidad la usa en un día.
Cada 88 minutos la Tierra recibe
470 exajulios de energía solar, la misma cantidad de energía que consume la
humanidad en un año. Si solo captáramos una decima parte del 1% de la energía
que llega del Sol, obtendríamos seis veces la energía que hoy consume la
economía mundial en todas las formas, casi sin emisiones de gases de efecto
invernadero.
Volvamos ahora a la interrogante
abierta al inicio ¿Podrá la energía renovable hacerse cargo por sí sola de un
planeta cuya población aumenta en forma sostenida y de una economía mundial que
requiere de un crecimiento permanente para hacer frente a la expansión
poblacional?
En un lado de la balanza están
los tecnooptimistas que aseveran que la transición del mundo al 100 por ciento
de electricidad renovable no es solo un sueño ecologista, sino que es
"factible cada hora del año" y es más rentable que el sistema actual,
que depende en gran medida de los combustibles fósiles y la energía nuclear y que
el potencial de energía renovable existente y las tecnologías, junto con el
almacenamiento, pueden generar energía suficiente para satisfacer la demanda
mundial de electricidad para 2050. En el otro platillo, están los
tecnopesimistas, que piensan que un mundo de energía limpia, confiable y segura
no está a la vuelta de la esquina y que consideran que la mayoría de las
necesidades de electricidad del planeta seguirán siendo impulsadas por el
carbón y gas natural hasta el 2040, a pesar del fuerte crecimiento energías de
renovables no hidroeléctricas como la eólica, la solar y la geotérmica.
Aunque acepto aspectos de ambos bandos sigo siendo un optimista
pragmático, considero que las tendencias se pueden acelerar, ralentizar o
incluso revertir, pero, si bien por una parte están a la vuelta grandes cambios
en el uso de recursos y en los modelos comerciales de la energía, una parte de
las necesidades de electricidad del planeta seguirán siendo impulsadas por el
carbón y gas natural en el 2040 pero con un fuerte crecimiento en energías
renovables no hidroeléctricas como la eólica, la solar y la geotérmica. Los altibajos
entre ellas forman parte de la naturaleza de los negocios y parte del progreso.
Pero si algo es cierto es que las energías limpias llegaron para no irse, pero
eso no es una revolución sino una evolución. Sin embargo, hasta la fecha no
existe una solución satisfactoria para la incorporación de las energías
renovables a los sistemas interconectados nacional e internacionalmente. Las
soluciones son a través de algún tipo de microrredes.
La investigación, compilada por
Lappeenranta University of Technology (LUT) y el grupo sin fines de lucro
Energy Watch Group (EWG), presentada en diciembre 2017 soporta el enunciado de
los optimistas basados en las premisas de que la población mundial crezca de
7.300 a 9.700 millones y la demanda mundial de energia para el sector eléctrico
aumentará de 24.310 TWh en 2015 a alrededor de 48.800 TWh en 2050.
Los investigadores estiman que
el costo total nivelado de la electricidad (CNE) en un promedio global de
electricidad 100% renovable en 2050 es de $ 61 / MWh (incluyendo reducción,
almacenamiento y algunos costos de red), en comparación con $ 82 / MWh en 2015.
Debido al rápido descenso de los costos, la energía solar fotovoltaica y el
almacenamiento de baterías impulsan cada vez más el sistema eléctrico, con
energía solar fotovoltaica que llega al 69%, energía eólica al 18%, energía
hidroeléctrica al 8% y bioenergía al 2% de la electricidad total en 2050.
Esta no es la primera vez que
los investigadores sugieren que el camino del planeta hacia el 100 por ciento
de energías renovables es posible. El profesor de Stanford Mark Jacobson y 26
investigadores han desarrollado hojas de ruta revolucionarias para 139 países
para la transición al 100 por ciento de energía limpia y renovable para el
2050.
Las hojas de ruta prevén que los
países colectivamente responsables de más del 99 por ciento de las emisiones
mundiales de carbono se desplazan de los combustibles fósiles a la energía
generada por el agua, el viento y el sol. "La solución es electrificar
todos los sectores energéticos", dice el informe, que incluye transporte,
calefacción y refrigeración, industria, agricultura, silvicultura y pesca. La
propuesta de cada nación varía en función de las condiciones económicas y
geográficas, pero colectivamente dependería de un 57.6 por ciento de energía
solar y un 37.1 por ciento de energía eólica, mientras que también utiliza
energía geotérmica, hidroeléctrica, mareomotriz y de olas.
El panorama energético es un
mundo de interrupción y contradicción, mezclado con continuidad y una pizca de
esperanza. Por ejemplo, de acuerdo con la información compilada por “Looking
Ahead: The 50 Global Trends That Matter”, mientras el mundo busca nuevas formas
de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas al cambio
climático, las energías renovables no hidroeléctricas podrían más que triplicar
su participación en el suministro de energía mundial para 2040 (10.4%-2016
incluye hidro) con los países de la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos (OCDE) creciendo a 4.6% anual y los no-OCDE a 7.4%.
El crecimiento promedio de las energías renovables modernas ha sido 5.4% en la
ultima década.
Aquí está la contradicción.
Incluso después del auge de las energías renovables no hidroeléctricas, la
Agencia Internacional de Energía (AIE) estima que la participación total del
sector en la generación eléctrica mundial será de solo 17 por ciento para 2040,
ya que el carbón (31 por ciento) y el gas natural (24 por ciento) seguirán
siendo fuentes de energía de bajo costo y confiables. Esa proyección del 17 por
ciento podría ser baja: la AIE ha subestimado consistentemente el crecimiento
de las energías renovables, y si el mundo tomó medidas muy enérgicas sobre el
cambio climático, la AIE calcula que podría llegar al 31 por ciento. Pero
incluso en ese escenario, los combustibles fósiles todavía forman parte del
futuro (30 por ciento).
Y aquí hay un ejemplo de contradicción
y continuidad. La contradicción: si frenar las emisiones de gases de efecto
invernadero es una prioridad urgente, ¿por qué no es más popular la generación
de energía nuclear? Por el momento, la energía nuclear es la única forma de
emisiones cero para mantener las luces encendidas las 24 horas, pero su
capacidad se mantendrá en 12% durante el próximo cuarto de siglo, según la
información de Looking Ahead. En cuanto a la continuidad: la fusión nuclear
sigue siendo prometedora. El potencial de la fusión siempre ha sido tentador.
Podría ser 20 veces más eficiente que la fisión, y el desperdicio creado es en
forma de helio no radiactivo. En asociación con otros seis países, Francia, que
genera más del 75 %de su potencia con tecnología nuclear, tiene previsto abrir
una planta de fusión de demostración en 2019. Sin embargo, aún existe
incertidumbre sobre la viabilidad de la tecnología, que es precisamente lo que
se ha dicho desde la década de 1950.
En marzo de 2017, los operadores
de la red en California cortaron 80 gigavatios-hora de la energía renovable del
estado porque la red no podía manejar la oleada solar de la tarde; sin más
capacidad para almacenar energía, se producirán reducciones aún mayores. En
Texas, entre muchos otros lugares, los precios se vuelven negativos cuando el
viento sopla con fuerza, pero la gente no necesita demasiada electricidad, en
otras palabras, las empresas le están pagando a los clientes para que usen la
electricidad que generan. Las empresas que no han visto venir estos cambios han
fracasado. Las valoraciones de mercado de los cuatro principales servicios
públicos alemanes son aproximadamente un tercio del nivel que tenían hace una
década, en gran parte porque permanecieron atascados con los costos del antiguo
sistema de energía eléctrica incluso cuando el gobierno brindaba un apoyo
generoso para las energías renovables. Veamos las tres grandes economías
mundiales.
En los Estados Unidos, la
evolución energética tendrá profundos efectos mucho más allá de los empleos y
el crecimiento económico que catalizará la energía barata. Cuando se trata de
electricidad, la economía favorece cada vez más el gas natural y las energías
renovables, lo que hace que sea aún más difícil para el carbón, que representó
casi la mitad de la generación de electricidad de U. S. en 2007, pero solo el
30 por ciento en 2017. La mayoría de los trabajos de carbón no regresan. La era
en la que la política energética se centró en la seguridad de los suministros
de recursos brutos, el acceso a barriles de petróleo crudo y toneladas de carbón
ha terminado. Hoy, la tarea de los responsables de las políticas es gestionar
las implicaciones de un nuevo mundo de energía barata y abundante. A pesar del
crecimiento de las renovables (18%) la energía en EE. UU. sigue siendo aportada
en su mayoría por gas (32%) y carbón (30%) con la nuclear (20%) constante en la
última década.
Otro de los caminos es el
seguido por China. Éste busca acumular tantas fuentes de energía renovables
como posible, moviéndose con rapidez y sin concierto o prioridad en todas las
direcciones. Es así como el país se ha lanzado en un ambicioso proceso de
construcción de centrales nucleares. Ello busca alcanzar una capacidad de 88 GW
para 2020 y de 150 GW para 2030. Ello incluiría, incluso, la construcción de
dos centrales flotantes. Al mismo tiempo, China persigue alcanzar una capacidad
de generación de energía solar de 1.000 GW para 2030 y otra de energía eólica
de 400 GW también para 2030. Se trata de un proceso agregativo desordenado.
Mirando hacia el futuro aún no
se ha dicho la última palabra sobre nada de esto, por los momentos, la
información disponible apunta a una estrategia energética mundial y seguirá
siendo, más de todo lo anterior. Más energías renovables y más combustibles
fósiles. Más acceso al poder y muertes adicionales relacionadas con la falta de
acceso. Gran cantidad de petróleo estadounidense y más petróleo de la OPEP. Si
hay un solo hilo que conecte todas estas tendencias, es que, si bien una
revolución energética global puede no ser inminente, la evolución de la energía
está muy avanzada y las tecnologías de Internet y de las energías renovables
están empezando a fusionarse para crear un Internet de la energía que cambiara
el modo de generar y distribuir energía en la sociedad.
Volvamos a la pregunta dejada en el aire ¿Es factible y deseable
una sociedad de costo marginal cero? Una
sociedad de costo marginal cero donde la abundancia haya sustituido a la
escasez sería totalmente diferente de la sociedad a la que estamos
acostumbrados. Abundancia es una palabra
difícil de definir. Su significado es más bien
relativo pero la sustentabilidad de nuestro planeta no lo es y, parafraseando a
Gandhi, lo importante es vivir conforme a la satisfacción adecuada de las
necesidades humanas, no con respecto a la codicia. Sigue
siendo la regla de oro que nos debía guiar. La apuesta teórica de una sociedad
de costo marginal cero se queda en el aire en aquellas sociedades que sufren la
actual crisis económica, donde cada vez más se produce un retroceso hacia los
valores materialistas debido al aumento de la pobreza.
Comparto la opinión de que el
mundo no necesita costo marginal cero ni empresas que su meta sea únicamente
reducir costos sino aumentar el valor economico con más innovación que se
traduzca en crecimiento economico, beneficios y empleo. La tecnología, los
nuevos modelos de gestión y la globalización deben llevarnos a costos más bajos
que permitan explorar nuevas soluciones de mayor valor agregado que mejoren
nuestra calidad de vida y satisfagan nuestras expectativas.
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Estimado Gustavo:
ReplyDeleteLos sistemas economicos, con su necesario correlato politico, evolucionan; la Historia asi lo demuestra.
El modelo feudal donde el Sr. Feudal era propietario de la tierra, el agua, la caza y ademas, de sus habitantes, quienes trabajaban para el y con el derecho de la Pernada, desaparecio hara tal vez mas de 600 años. Hago este comentario pues considero que el Capitalismo, por muy avanzado que este, evolucionara y muy probablemente sera sustituido.
Un sistema que intrinsecamente produce desigualdad, afecta el ambiente, necesita el consumo,
pareciera que no es sostenible. Adicionado a esto los profundos e irreversibles cambios tecnologicos
que afectaran al mercado laboral.
Pareciera entonces que un cambio de paradigma es inevitable.
El filosofo Thomas Kuhn considera que el avance cientifico esta determinado por cambios producto de
problemas no resueltos; cita por ejemplo el cambio de paradigma de la mecanica Newtoniana al modelo
de Einstein. No ocurrira lo mismo con los avances sociales ?
Recuerdo que Emeterio Gomez escribio una vez en El Universal, a raiz de la caida del Muro de Berlin, que de ahora en adelante el mundo transitaria un camino libre de escollos movido por la libre empresa bajo la tutela del mercado, como si estos fueran valores absolutos.
Creo que considerar al Capitalismo, como el producto final del desarrollo economico-social es una muestra mas de la hubris humana.
Saludos,
Mario Caires
Lei tu ultimo articulo sobre energia verde, internet de las cosas, robots,
ReplyDeleteetc.
Tal vez sea el efecto Venezuela, pero no comparto tu optimismo pragmatico.
Veo demasiados nubarrones q la tecnica no parece posible de disipar.
No veo como podria atenderse una poblacion cuyo crecimiento se asemeja a el
de las celulas cancerosas.
No veo el menor intento de conciliar las diferencias abismales q separan a
las sociedades y por ende a las naciones.
Algunos pesimistas pragmaticos vislumbran distopias.
Tal vez sea el efecto Venezuela...