Solemnidad de la Santísima Trinidad a celebrarse el próximo Domingo 15/6/2025: Agustín Coll
A continuación podrán leer nuestro comentario con ocasión de la solemnidad de la Santísima Trinidad a celebrarse el próximo Domingo 15/6/2025:
La Santísima Trinidad
La Iglesia dedica el siguiente domingo después
de Pentecostés a la celebración del día de la Santísima Trinidad. En esta
importante fiesta del calendario litúrgico es conveniente tener en cuenta que
el misterio de la Trinidad no es un asunto reservado exclusivamente para los
teólogos o vinculado a una experiencia singular de los místicos. También,
cualquier humilde creyente, alejado incluso de la práctica religiosa, puede
ocasionalmente entrar en comunicación con Dios y santiguarse respetuosamente en
el nombre de la santísima Trinidad, solicitando agradecido su perdón y alabando
gozosamente su amor infinito. Cada vez que hacemos la Señal de la Cruz sobre
nuestro cuerpo, recordamos el misterio de la Santísima Trinidad.
En la mayoría de los casos, nuestra fe gira en
torno a dos polos: Por una parte, un Dios Padre lejano, más o menos indefinido,
al que se teme o invoca en situaciones límite. Y por la otra, un Dios Hijo, ese
Jesús histórico más o menos conocido del que hablan los Evangelios. Pero la
Trinidad nos resulta una idea perteneciente sólo al campo de la reflexión
teológica, pero sin incidencia alguna en nuestra vida práctica. Sin embargo, el
Dios trinitario lo llevamos impreso en nuestro propio ser y forma parte del ADN
más profundo del hombre. Dios es Padre:
don, comunicación, fuente de vida; Hijo:
acogida, respuesta agradecida y amorosa; y Espíritu:
intercambio de vida, comunión y diálogo de amor.
El hombre, para ser plenamente humano, necesita
amor, ser amado y compartir amorosamente la vida. Por eso, el egoísta que vive
sólo para sí mismo, o el autosuficiente que pregona no necesitar al otro para
vivir, no llegará nunca a ser verdaderamente “humano”. Así, cuando marginamos o
excluimos a alguien apartándolo de nuestra amistad o solidaridad, exponiéndolo
a la soledad o el desprecio nos estamos “deshumanizando”. Cuando asumimos
actitudes paternalistas, machistas, dominantes, autosuficientes o excluyentes,
como ocurre muchas veces en el trato con los inmigrantes, estamos impidiendo también
que nuestro prójimo desarrolle una vida plenamente humana.
Comentarista: Agustín Coll
://ramm1943.blogspot.com/
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